jueves, 25 de diciembre de 2008

Viajes Dharmáticos

La Yerbabuena, Comala, Colima
Agencia Informativa Dharma


Secreta magia bajo el volcán
Por Citlally Vergara Olguín


Ocho y media de la mañana, tomas la carretera a Comala y conduces hacia Tonaltepetl el imponente Volcán que vigila la ciudad de Colima. A la mitad del camino cruzas con el río de la Lumbre que ofrece una vista hacia la primer fumarola de la mañana que exhala el volcán.

Continúas tu camino hacia el norte, la carretera se convierte en empedrado. Conduces junto a la Laguna de la María y sigues derecho. Justo antes de ver desaparecer al volcán tras un cerro, está la comunidad de La Yerbabuena, un pequeño lugar escondido entre cerros y campo que consta apenas de 14 familias.

Al llegar encuentras la estación de vigilancia permanente del Ejército Nacional, algunos de ellos charlan junto al kiosco del jardín, como todas las mañanas, el resto se prepara para una cascarita futbolera en la cacha frente a la escuela.

En la entrada al poblado, hacia la derecha, colina abajo, encuentras unas cuantas casas que parecen ser las únicas en la comunidad. Al final de la calle viven Maximino Ramírez, Tepeyoloztli y su esposa Reina Martinez, Malinali, ellos administran una tienda de abarrotes, venden artesanías y realizan baños de temascal.

Malinali te atiende con una sonrisa amable y sincera, mientras Tepeyoloztli te habla de las mágicas propiedades de un temascal. Él te pasea entre cafetales y flores hasta llegar al “vientre de la madre tierra”, el temascal, Temazcalli.

Te explica lo que es un baño de temascal, dice que es un canal de ayuda, que reactiva tu fuerza de voluntad para salir adelante, busca un equilibrio energético, claro que depende de tu fe. Para Tepeyoloztli esto no es un trabajo, es una vivencia. “Actúa con el corazón”, dice, “cada uno nacimos con un don”.

Mientras el viento sopla y hace rozar las hojas del maíz entre sí, las águilas hablan, charlan con Malinali, están contentas por tu visita. “Todos somos del todo, todo es dualidad” habla Tepeyoloztli.

Te preguntarás por qué toda su casa está rodeada de ramas con listones rojos, Malinali, responde que son racimos de salvia seca que sirven como protección, “el rojo es protección y también es el camino que debemos tomar” aclara Tepeyoloztli.

Sales de su casa con una amplia sonrisa y la sensación de haber perdido la conciencia del tiempo. Caminas hacia el jardín, escuchas el viento que baja por los cerros, la amplitud del campo, las águilas.

Es la una de la tarde y los soldados juegan futbol, los niños continúan en la escuela y nada pasa por la calle. Es más la algarabía de los sudados gendarmes que los escasos niños en la escuela.

Un muro junto a la escuela dice “La Yerbabuena no se vende, no se rinde”, en los postes de la cancha de basquetbol donde juegan los soldados, se observa la presencia del EZLN, en las ventanas de la escuela primaria, carteles de niños encapuchados promoviendo una cultura de libertad y tolerancia.

Respiras profundo, te despides de la inmensa tranquilidad de la Yerbabuena y emprendes tu amino de regreso. A cada momento giras la cabeza sólo para ver cómo cada vez el coloso de fuego se hace más pequeño. Las águilas que escuchaste en el jardín, ahora acompañan tu camino.