jueves, 22 de enero de 2009

Viajes del alba

Tierno amanecer

Citlally Vergara Olguín

Hoy en la mañana, camino a la escuela, un niño de ojos llorosos me miró y sonrió. Su mirada ambar reflejaba los primeros rayos del amanecer.
Nada cruzaba por mi cabeza. Niguna barbaridad se formaba en mis pensamientos aún, éramos solo el niño y yo.
Sus ojos cargados de ilusiones, me miraron como quien mira un dulce tras un aparador.
Me escudriño por completo, no dejó recobeco en mí libre de sus infantiles dudas.
No pasaron más de 5 segundos, cuando volteó la mirada con su madre, la tomó de la falda y la hizo inclinarse hacia él. El pequeño susurró algo al oido mientras discretamente me miraba sobre el hombro de su progenitora.
Rechinar de llantas, engranes y un motor falto de atención mecánica, distrajeron mi atención del jóven espía. El camión que debía tomar se acercaba rápido.
Con la mirada y una sonrisa le dije adiós a mi amigo. El sol había salido por completo y era hora de irme.
Espero que el alba traiga mañana consigo tu curiosa mirada de nuevo.